viernes, 27 de noviembre de 2009

Earthlings, documental contra el maltrato animal

El «especismo», tratar a las otras especies como inferiores a la propia, es definido en este estupendo documental como algo exactamente idéntico al racismo, la xenofobia, el machismo o los sistemas esclavistas.

Antes de preguntarnos qué hay de diferente entre la quema de negros por parte del KKK y la puta fiesta (nótese el uso de la cursiva) de los toros, preguntémonos antes qué tienen en común: el (ab)uso del poder. El principio de que el poder da el derecho está en la base del racismo más extremo.

Acabemos de una vez con el maltrato animal.

Y, a ser posible, tampoco nos los comamos...

AVISO: Earthlings contiene escenas que a buen seguro os van a afectar. Yo no paro de llorar...



LOS VÍDEOS YA NO ESTÁN ACTIVOS, PERO PODÉIS VER EL DOCUMENTAL DOBLADO AL ESPAÑOL AQUÍ.
















Ahora cabe hacer una reflexión: ¿se puede frenar el maltrato animal? Tristemente, no veo una salida hermosa en todo esto. Hay demasiados seres humanos en este planeta... Si se dejara de explotar a los animales, nuestro número decrecería. Y eso es algo a lo que no estamos dispuestos. Seguiremos creciendo y seguiremos torturando. Es una verdadera pena.

Por eso me gustan tanto esos imaginarios apocalípticos en los que la raza humana desaparece pero los animales no se ven afectados.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

The Meatrix

¿Queréis saber la verdad sobre las explotaciones agropecuarias? Pues haced como el cerdito Neo y tomaos la píldora roja...





Os dejo aquí la web oficial de The Meatrix en español.

miércoles, 8 de abril de 2009

La ganadería y el efecto invernadero

¿Qué actividad genera más gases de efecto invernadero en nuestro planeta? ¿Los miles de millones de vehículos que campan a sus anchas por los cientos de miles de millones de carreteras asfaltadas o la industria ganadera? 

Según un estudio de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), las actividades derivadas de la ganadería provocan mayores emisiones de gases que acentúan en el efecto invernadero que los vehículos a motor. Impresionante, ¿no?
El sector ganadero genera más gases de efecto invernadero —el 18 por ciento, medidos en su equivalente en dióxido de carbono (CO2)— que el sector del transporte. También es una de las principales causas de la degradación del suelo y de los recursos hídricos.
En fao.org encontramos más información al respecto de este asunto:
Como señal de prosperidad, cada año la humanidad consume más carne y productos lácteos. Está previsto que la producción mundial de carne se duplique desde los 229 millones de toneladas en 1999/2001 a 465 millones de toneladas en 2050, al tiempo que la producción lechera se incrementará en ese período de 580 a 1 043 millones de toneladas.

Un precio elevado
El sector pecuario es el de crecimiento más rápido en el mundo en comparación con otros sectores agrícolas. Es el medio de subsistencia para 1 300 millones de personas y supone el 40 por ciento de la producción agrícola mundial. Para muchos campesinos pobres en los países en desarrollo, el ganado es también una fuente de energía como fuerza de tiro y una fuente esencial de fertilizante orgánico para las cosechas.

Pero este rápido desarrollo tiene un precio elevado para el medio ambiente, según el informe de la FAO La sombra alargada de la ganadería-aspectos medioambientales y alternativas. “El coste medioambiental por cada unidad de producción pecuaria tiene que reducirse a la mitad, tan sólo para impedir que la situación empeore”, advierte el documento.

Si se incluyen las emisiones por el uso de la tierra y el cambio del uso de la tierra, el sector ganadero es responsable del 9 por ciento del CO2 procedente de la actividades humana, pero produce un porcentaje mucho más elevado de los gases de efecto invernadero más perjudiciales. Genera el 65 por ciento del oxido nitroso de origen humano, que tiene 296 veces el Potencial de Calentamiento Global (GWP, por sus siglas en inglés) del CO2. La mayor parte de este gas procede del estiércol.

Y también es responsable del 37 por ciento de todo el metano producido por la actividad humana (23 más veces más perjudicial que el CO2), que se origina en su mayor parte en el sistema digestivo de los rumiantes, y del 64 por ciento del amoniaco, que contribuye de forma significativa a la lluvia ácida.

El informe de la FAO explica que la ganadería utiliza hoy en día el 30 por ciento de la superficie terrestre del planeta, que en su mayor parte son pastizales, pero que ocupa también un 33 por ciento de toda la superficie cultivable, destinada a producir forraje. La tala de bosques para crear pastos es una de las principales causas de la deforestación, en especial en Latinoamérica, donde por ejemplo el 70 por ciento de los bosques que han desaparecido en el Amazonas se han dedicado a pastizales.

Tierra y agua

Los rebaños provocan al mismo tiempo daños en el suelo a gran escala, con cerca del 20 por ciento de los pastizales degradados a causa del sobrepastoreo, la compactación y la erosión. Esta cifra es aún mayor en las tierras áridas, en donde unas políticas erróneas y una gestión ganadera inadecuada han contribuido al avance de la desertificación.

La actividad ganadera figura entre los sectores más perjudiciales para los cada día más escasos recursos hídricos, contribuyendo entre otros aspectos a la contaminación del agua, la eutrofización (proliferación de biomasa vegetal debido a la excesiva presencia de nutrientes, ndr) y la destrucción de los arrecifes de coral. Los principales agentes contaminantes son los desechos animales, los antibióticos y las hormonas, los productos químicos utilizados para teñir las pieles, los fertilizantes y pesticidas que se usan para fumigar los cultivos forrajeros.

El sobrepastoreo afecta al ciclo del agua, e impide que se renueven los recursos hídricos tanto de superficie como subterráneos. La producción de forraje obliga a desviar importantes cantidades de agua.

Se considera que la ganadería es la principal fuente terrestre de contaminación de fósforo y nitrógeno en el Mar del Sur de China, contribuyendo a la pérdida de biodiversidad en los ecosistemas marinos.

Los animales para la producción de carne y leche suponen ya el 20 por ciento de toda la biomasa animal terrestre. La presencia de ganado en grandes extensiones de tierra y la demanda de cultivos forrajeros también contribuyen a la pérdida de biodiversidad. En la lista de 24 tipos de ecosistemas importantes, los estudios indican que hay 15 que se encuentran amenazados por esta causa.

Soluciones

El informe, que ha sido producido con la ayuda de la Iniciativa para la Ganadería, Medio ambiente y Desarrollo (LEAD, por sus siglas en inglés), propone de forma clara que se tengan en consideración estos elevados costes mediombientales y sugiere una serie de medias para enderezar la situación, entre ellas:

Degradación del suelo- Controlar los accesos y eliminar los obstáculos a la movilidad en los pastos comunales. Utilizar métodos de conservación del suelo y el silvopastoreo, junto la exclusión controlada del ganado en áreas delicadas y el pago por servicios medioambientales en el uso del suelo para la ganadería para limitar su degradación.

Atmósfera y clima- Incrementar la eficiencia de la producción ganadera y de la agricultura forrajera. Mejorar la dieta de los animales para reducir la fermentación intestinal y las consiguientes emisiones de metano. Establecer plantas de biogas para reciclar el estiércol.

Agua- Mejorar la eficacia de los sistemas de riego. Hacer pagar el coste total del agua e introducir impuestos para desincentivar la concentración de la industria ganadera a gran escala junto a las ciudades.

Estas cuestiones centran los debates en una reunión que organiza la FAO esta semana en Bangkok, que deberá marcar las pautas para la industria ganadera a nivel mundial. El encuentro servirá también para debatir los riesgos para la salud pública relacionados con el rápido crecimiento del sector ganadero, ya que las enfermedades animales afectan en forma creciente a los humanos. Otro riesgo potencial de este crecimiento veloz es el de dejar fuera del mercado a los pequeños campesinos.
Esta es una razón de peso para renunciar al consumo de productos de origen animal. Nos quedamos sin planeta azul, amigos. Observad la siguiente tabla con datos de la UNESCO acerca del consumo de agua para diferentes actividades alimentarias y sacad vuestras propias conclusiones.

¡Se necesita casi diez veces más agua par producir carne! Si a estos datos le añadimos el preocupante aumento de la población mundial hasta el límite de la verdadera superpoblación que viviremos así que pasen cincuenta años, tendremos un más que serio problema para alimentarnos todos si seguimos prefiriendo los productos de origen animal a los de origen vegetal. ¡Estamos abocados a la destrucción de seguir por este camino! Y me temo que en menos tiempo de lo que suponemos...

Observemos ahora la pirámide alimenticia de nuestro planeta en función del grado de desarrollo de sus habitantes:


Podemos ver con claridad que los países desarrollados tienen una clara preferencia por los productos de origen animal. Dado que el resto de países, los que están en vías de desarrollo, suponen la inmensa mayoría de la humanidad de la Tierra, esto puede no parecer muy alarmante. Pero no es así, pues se estima que en los países en vías de desarrollo (fundamentalmente China e India) se producirá un aumento considerable del consumo de productos de origen animal y para 2050 se habrá duplicado el consumo de carne y leche. Esto puede acarrear unas consecuencias realmente desastrosas para los ecosistemas. 

Si la propia ONU recomienda reducir el consumo de carne para tratar de frenar el cambio climático, cómo no será la situación de desesperada...

Para finalizar, acabaré con un ejemplo muy clarificador de lo que sucede cuando se prioriza el desarrollo de la industria ganadera: el caso del Amazonas. Podéis descargaros aquí un PDF con un estudio realizado por Greenpeace acerca del impacto que está produciendo en el pulmón de nuestro planeta la desnaturalizada industria ganadera. Entresaco algunas terroríficas líneas de su introducción:

Entre los años 2000 y 2007, la Amazonia brasileña se ha deforestado a un ritmo medio de 19.368 km² al año y se han destruido un total de 154.312 km² de selva, una extensión más grande que Grecia.
Brasil es el cuarto país más contaminante del mundo. La deforestación y los cambios de uso del suelo provocan el 75% de todas las emisiones brasileñas de gases de efecto invernadero. De éstas, el 59% procede de la pérdida de cubierta forestal y de la quema de bosques en la región amazónica. La ganadería, actividad que se ha extendido de forma continuada desde principios de los setenta, es la principal responsable de la deforestación de la Amazonia y el resultado de más de treinta años de políticas gubernamentales que han priorizado las inversiones en infraestructuras (carreteras, embalses) y la ocupación del territorio (migraciones inducidas) así como la financiación pública de dichas actividades.

martes, 7 de abril de 2009

Inicios

Llevo relativamente poco tiempo en este universo, pero me tiene fascinado. Quizá pecaría de vanidoso si dijera que no se me da nada mal la cocina, pero es así. Y he entrado en este nuevo mundo gastronómico y cultural por la puerta grande, a toda velocidad, sin mirar atrás. Se podría afirmar que ésa no es la mejor manera ni la más sensata de iniciar un viaje, pero así ha sido. Uno de los requisitos para que seas bueno en algo es que disfrutes con ello. No es una garantía de éxito, pero quizá sea el mejor paso para hacer algo interesante. Eso seguro. Pues bien, en la cocina me siento de maravilla, desde que uno empieza ayudando a su madre en tareas sencillas hasta que finalmente se percata de que puede afrontar casi cualquier reto culinario si dispone del material necesario para ello (incluso sin él, qué demonios).

Hace ya casi un año que no entraba carne en mi hogar que no fuera para el disfrute de mi familia felina, pero hasta hace un par de meses no me había percatado del cambio que se estaba operando en mi organismo. ¡Y qué cambio! ¡Qué revolución! Sumido como estuve en la dieta omnívora, acabé por perder el interés por la cocina. Quizá fuera el hecho de que cocinar sólo para uno mismo no me resultara gratificante. Pero sea como fuere, el caso es que dejé de sentir esa chispa interior al abrir la nevera con una interrogación en la mente, esgrimir un cuchillo o percibir el borboteo del aceite de oliva virgen goteando desde su botella.

Pero remontémonos un poco más en el tiempo y acudamos a la época en que criticaba con denuedo la postura vegetariana, y ya no digamos la vegana, con el argumento de que los seres humanos tenemos situados los ojos como los predadores, esto es, en la parte frontal de nuestra cabeza; con ese argumento justificaba el hecho de que debiéramos alimentarnos, por tanto, de la caza de cualquier presa potencial que se nos pusiera a tiro. También, me bastaba una mirada rápida a nuestra dentadura de homo sapiens para dilucidar que estábamos preparados para dar buena cuenta de casi cualquier alimento que se nos antojase.

¿Qué ha pasado entonces? ¿Me he vuelto loco? Posiblemente, pero principalmente he enloquecido de contento. ¿Qué me ha llevado a embarcarme en este modo de vida? Lo primero ha sido la salud. Veo fundamental llevar una alimentación sana. Lo segundo, los animalicos, pobrecitos ellos. No voy a entrar a discutir aquí acerca de si estos motivos bastan para abandonar los productos de origen animal o no. No quiero hacer proselitismo de ningún tipo. A mí me bastan y me sobran. Me siento de maravilla con esta nueva vida y eso es más que suficiente. Lo que sí quiero decir es que vuelvo a disfrutar con la cocina como hacía años que no lo hacía. Es como volver atrás en el tiempo, es recuperar la capacidad de extrañamiento infantil, es que todo resulta nuevo y fascinante. Hay un mundo ahí afuera por descubrir y cada día disfruto más y más de lo que encuentro a mi paso por él. Como todo tiene un fin, este motivo es el más perecedero de los tres que he esgrimido como artífices del cambio. Lo sé. Pero mientras dure, bienvenido sea...